Carta de un deportado colombiano al presidente Maduro
“Presidente maduro reciba un cordial saludo y mi agradecimiento. Soy un
deportado que vivió y trabajó, decentemente, varios años en Venezuela.
Usted no tiene la culpa, que quieren achacarle por la decisión que tomó
de cerrar la frontera. Pienso que, se sintió muy presionado por la
situación económica que está atravesando su país, para tomar esa
decisión.
Aquí no se puede hablar, si no es de un solo culpable. Estando en
Colombia fui víctima del desplazamiento interno, por causas de la
guerra, por las malas políticas gubernamentales, por la falta de
voluntad política, porque no representaba un estimulo desde el punto de
vista electoral, por problemas estructurales del Estado Colombiano, por
la presencia de los grupos armados en algunas regiones, por la
diversidad de los contextos locales y la debilidad de las organizaciones
sociales.
Quedé a la buena de Dios, porque entonces nadie tomó en cuenta mis
derechos, no los ejercí efectivamente. Bueno, después de observar que
nuestro gobierno se hizo el loco y me peloteaban de un lugar a otro, es
decir, el gobierno nacional le pasaba la papa caliente a las autoridades
municipales, estas tampoco se comprometían a resolver mi problema de
desplazado, por lo que, me vi obligado, así como otros más, a buscar
nuevos horizontes y pensé en ir a Venezuela de cualquier forma. Yo
estaba ilegal allá.
Pero digo, que no hay mal que por bien no venga, porque por fin, hoy
nuestro presidente Santos, si mostró deseos de ayudarme como manda la
ley, tal como lo dijo cuando hablaba ayer por televisión. Ofreció
viviendas, trabajo, salud, educación. ¿Por qué no ofreció eso cuando
andaba como desplazado interno? Eso debió hacerlo, antes de que me
hubiese ido a aventurar a su país.
Le confieso que no me gustó la forma como se dirigió a Venezuela, ni la
forma en que lo aludió, pero no le pare. A lo mejor, mi presencia aquí
en Cúcuta y la de los otros deportados, lo incomodó, porque ahora tiene
que buscar soluciones urgentes a nuestros problemas. Para él, debió ser
una sorpresa la medida que usted tomó, porque nunca esperaba que usted
“explotaría” como lo hizo, presionado por la situación de criminalidad y
anarquía que se vive en la frontera y, que es el pan de cada día.
En todo caso, usted, no es el que tiene que resolver mis problemas, ni
los de los demás deportados, pero le agradezco lo que ha hecho por mí y
por ellos. Son nuestros dirigentes en Colombia, los que tienen que
resolverlos, pero siempre ignoran los problemas que padecemos.
Bueno, ahora por televisión, si reconoció que somos colombianos con
derechos, los cuales desconocieron antes de irnos a Venezuela. Sin
embargo, señor presidente, creo que voy a tratar de arreglar mis
papeles, por si acaso, porque uno no sabe hasta cuando es esa ayuda que
ofreció o si de verdad la va a cumplir”.
Sin más que agregar, se despide de usted, atentamente
El deportado
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