Entre lo innato y lo adquirido
Reseña del libro 10% Human (10% humanos)
Durante años, se ha debatido si algunas
características de los humanos como la propensión a la locuacidad, el
talento para jugar a los bolos o la tendencia al desorden, por ejemplo,
eran atribuibles a la herencia recibida o más bien a las vivencias de la
persona. La escritora científica Alanna Collen, nos explica ahora en su libro titulado 10% Human,
que las reglas del juego han cambiado. Y es que, según la autora, en la
actualidad los científicos disponen de medios para examinar
detalladamente la vida microbiana que habita en nosotros y a nuestro
alrededor y eso les ha llevado a descubrir que «existe un tercer
protagonista, a medio camino entre lo innato y lo adquirido» – el
microbioma.
El título del libro de Collen refleja la
estimación de que en nuestro organismo, por cada célula humana, existen
nueve células bacterianas. Estos microbios, que componen nuestro 90%
restante, no pueden ubicarse claramente en una única categoría. Por una
parte, pueden considerarse como factores ambientales, que evolucionan en
respuesta a nuestra actividad y nuestro entorno (componente adquirido) y
por otra, como genéticos, es decir la herencia recibida de nuestros
padres, especialmente de nuestra madre (componente innato).
En cualquier caso, nada como un bajón
microbiano para lanzarse a una investigación científica concienzuda.
Esto fue lo que le sucedió a Collen, tras ser presa de dolores
constantes provocados por un tratamiento antibiótico intravenoso para
curar una grave infección contraída en un bosque malayo. Tras su
recuperación, Collen se interesó por los daños que tanto su enfermedad
como el tratamiento habían causado a su microbioma. Así fue cómo empezó a
familiarizarse con las investigaciones realizadas con animales y
humanos en este campo. El libro resultante rebosa de experimentos y
entrevistas, y en su texto podemos encontrar reflexiones que constituyen
auténticas joyas.
En 10% Human, Collen nos habla
de la biología básica de los humanos y del microbioma antes de plantear
una pregunta primordial: ¿por qué durante el siglo pasado hemos
asistido a un cambio tan drástico en el tipo de enfermedades que
afectan al hombre? En lugar de las enfermedades infecciosas como la
poliomielitis o la viruela, hoy las más comunes son las crónicas, como
las alergias, las enfermedades autoinmunes, los trastornos digestivos o
cerebrales y la obesidad.
Collen no aporta una respuesta
categórica a esta pregunta, ya que hoy por hoy, ni siquiera los
científicos la han encontrado. Sin embargo, presenta unos argumentos muy
sólidos para defender que el microbioma, y más concretamente el
intestinal, no es ajeno a este cambio. Collen se hace eco de las
investigaciones científicas punteras que estudian la conexión entre la
microbiota intestinal y el sistema inmunitario así como su vinculación con el sobrepeso y la obesidad.
Uno de los capítulos, dedicado al eje intestino-cerebro, pasa revista a
los descubrimientos relacionados con la habilidad de los microbios para
alterar el comportamiento de hombres y animales. A continuación, la
autora se adentra en la manera en que los antibióticos, la dieta, y el tipo de nacimiento
pueden mejorar o empeorar la microbiota. También explica con maestría
asuntos tan complejos como el funcionamiento de las células del sistema
inmunitario apoyándose en sólidos contextos biológicos e históricos.
Asimismo, Collen constata que hemos ido
incorporando paulatinamente a nuestras vidas numerosos hábitos que, al
afectar a nuestros microbios, acaban debilitando nuestra salud. Sin
embargo, toda esta información puede ayudarnos a enderezar el rumbo. La
autora cita tres factores esenciales que han podido contribuir al
deterioro de la microbiota humana a lo largo de generaciones sucesivas:
el abuso de los antibióticos, una dieta pobre en fibra y el fracaso a la
hora de dotar a los bebés de una microbiota adecuada y mantenerla.
Pero no hay que perder la esperanza. La sección final del libro trata sobre los medios para restaurar la microbiota – a saber, los probióticos, los prebióticos, y los trasplantes de microbiota fecal .
En su opinión, los probióticos pueden ayudar en el tratamiento de
enfermedades como las alergias o los síntomas digestivos, pero su
verdadero potencial reside en un ámbito tan difícil de estudiar cómo es
la prevención de enfermedades. Aunque también reconoce que los médicos y los científicos empiezan apenas a aprender cómo optimizar su uso en la salud humana.
Sin embargo, teniendo en cuenta que los
descubrimientos científicos son lentos pero incesantes, poco a poco
iremos disponiendo de más elementos para saber cómo prevenir y tratar
las enfermedades relacionadas con la microbiota. Tal y como concluye
Colle: «nuestro 90 % restante nos está mostrando el camino hacia una
vida más saludable.»
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